Radiofrecuencia facial
La radiofrecuencia facial es un tipo de corriente eléctrica alterna que resulta muy eficaz para tensar la piel. Técnicamente, la utilización de la radiofrecuencia conducida, genera un tipo de energía que se usa para elevar la temperatura de los tejidos.
Este tratamiento consiste en aplicar calor sobre la piel, creándose una resistencia en el interior de los tejidos en forma de aumento de la temperatura. Debido a este calor que reciben las células encargadas de la producción de colágeno y que son los fibroblastos, despiertan del letargo en que los sume el paso del tiempo, reactivando así sus funciones vitales. Es decir, el calor que les llega por la radiofrecuencia facial estimula la creación de nuevas fibras de colágeno, responsables de la firmeza y la elasticidad de la piel.

Esta energía en forma de calor de la radiofrecuencia facial produce este y otros efectos beneficiosos como:
– Contribuir a la formación de nuevo colágeno.
– Favorece que los tractos fibrosos que sujetan la piel y la grasa a planos musculares se reafirmen, se tensen.
– La calidad de la piel mejora debido a que produce una vasodilatación, mejora el metabolismo celular y aumenta la oxigenación del tejido sobre el que se aplica.
– Este calor a nivel del panículo adiposo mejora la vascularización, con lo que favorece las reacciones metabólicas y el drenaje linfático. Al provocar una mayor aceleración del metabolismo de las células grasas, crea una disminución de los adipocitos y, por tanto, de los nódulos de celulitis.
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